Nadie veía al perro, excepto él. El psicólogo le dijo que no había ningún perro. Pero él siguió viéndolo mientras caminaba por la calle. Su familia, preocupada, le ingresó en un psiquiátrico. Allí le recetaron decenas de medicamentos y se tomo cientos de pastillas. Un día uno de los médicos le dijo que estaba curado. Al salir por la puerta vio al perro, junto al jardín, meneando el rabo.
Álvaro
Hace 11 años
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