Chica, chico qué lío.



Si uno permanece atento puede darse cuenta de las historias que ocurren a su alrededor cuando sube a un autobús urbano. Relatos del tipo chico se enamora de chica y no es correspondido. Y si lo es, pues quizá esa noche mojen en la parte de atrás del coche del chico. O chica que se cambia de lugar porque el chico con el que comparte asiento huele mal, lleva varios días sin ducharse y le mira de forma insinuante las tetas.

O chica se enrolla con chico de quien no puede desprender la mirada y deciden montar un trío con el otro chico que viaja detrás y está próximo a bajarse en la siguiente parada. O chico intima con otro chico e intercambian números de teléfono para compartir la intimidad en un descampado o en unos baños públicos. O chica guiña el ojo a otra chica y se morrean en mitad del autobús ante la estupefacción de los señores más mayores que profieren quejas del tipo qué vergüenza mientras sienten una descomunal envidia por dentro, deseando como animales en celo que la chica les hiciese aquello.

O chico se propasa con chica, recibe un guantazo y debe intervenir la policía. E incluso chica y chico se levantan de sus respectivos asientos para dejar sentarse a la ancianita de turno, mientras deslizan delicadamente la mano llevándose consigo la cartera de la vieja. O chico enciende un porro y termina en urgencias por el puñetazo que recibe del conductor del autobús.

RUB


¿A dónde van los patos de Central Park cuando el lago se hiela?