Era un amante de los animales. Siempre que veía a un perrito jugando en el césped del parque se acercaba, le acariciaba el cráneo, le frotaba con cariño la barriga y le daba algo de comer. Con aquél se dijo, ya van treinta y nueve, envenenados este mes.
Álvaro
Hace 11 años
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