Si tienes un piso y hay habitaciones libres, alquílalas. Ten como premisa fundamental que donde caben dos también entran tres. Aunque tampoco te pases y te conviertas en uno de esos seres sin escrúpulos cuyo pensamiento se obceca que donde entran seis, cogen noventa y transforman la habitación en una vivienda patera. Los hay incluso, que alquilan hasta las escaleras del portal. En fin, una vergüenza. Si deseas que alguien entre a vivir, limpia a fondo la vivienda. Y publicítala, pero no te gastes ni un euro. La mejor publicidad es el boca a boca. Vende el inmueble como algo excepcional: “ves el piso tiene de todo. Salón, cocina y hasta un cuarto de baño. Vamos que no te tienes que marchar al bar para ir a cagar”.
Álvaro
Hace 11 años
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